4 feb 2012

El Alfabeto de la Vida





AGRADECER a Dios el regalo de las personas con quienes convivimos. BUSCAR el bien común por encima de los intereses personales.
C
ORREGIR 
con compasión al hermano que se equivoca.
D
AR 
lo mejor de uno mismo, permaneciendo siempre disponible para el servicio.

E
STIMAR 
a los demás reconociendo sus capacidades.
FORTALECER la fe del decaído y animarlo en las motivaciones de vida comunitaria.
GANAR la confianza del hermano arrimando el hombro a llevar su carga.
HABLAR con sinceridad, sin zalamerías ni halagos, pero con amabilidad.
INTERCEDER por los otros a Dios antes que por los intereses propios.
JUNTARSE al que otros apartan o desprecian.
LEVANTAR al que ha tropezado o se ha hundido.
MEDIAR entre los hermanos que no se comprenden.
NECESITAR de la mano del compañero sin complejos.
OLVIDAR el miedo a estar al servicio de los demás o a ser considerado el último de la comunidad.
PREOCUPARSE por el débil y el necesitado.
QUITAR los obstáculos de los prejuicios.
RESPETAR las opiniones de los demás.
SALIR al encuentro del hermano: a su mentalidad, a sus necesidades.
TOLERAR los defectos y límites con buen humor.
UNIR con la concordia a los hermanos para así vivir en paz y armonía con todo el mundo.
VALORARSE con realismo sin considerarse más que los compañeros ni darse aires de importancia.
YUXTAPONERSE al lado de quien necesita un empujoncito.
ZANJAR las ofensas sin resentimientos.



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